Erase una vez un Pez llamado Advert Fish al que le gustaba llamar la atención. Advert era alegre y le gustaba hacer reír a los demás peces. Todos se acercaban a él, se sentían atraídos por la curiosidad que suscitaban sus colores chillones. Era conocido y querido en todo el vecindario. Les explicaba historias increíbles, les enseñaba cosas útiles y les mostraba lugares fantásticos. Todos se sentían muy atraídos por Advert; tenía una capacidad increíble para persuadir y seducir, por eso todos le pedían ayuda y consejo. Pero desgraciadamente Advert no siempre atraía a los peces con buen corazón. Algunos de los que se acercaban, lo hacían con malas intenciones. Nuestro pececillo, empezó a estar triste y asustado frente a la constante amenaza de los depredadores; ya no era el mismo de siempre, ya no estaba alegre ni transmitía esa alegría a los demás peces.
Un día, el destino hizo que Advert se encontrara con un ser de aspecto misterioso. Ese ser era Anémona, y era bellísima. Su belleza tenía un gran poder de atracción. La música que sus tentáculos producían tenía un fuerte efecto hipnótico sobre la gran mayoría de animales marinos. Las viejas hisotrias del mar contaban que Anémona era capaz de manipular las emociones y apoderarse de la voluntad de los animales marinos. Advert se dio cuenta que Anémona estaba triste. No sintió temor alguno, más bien sintió lástima por ella. Extrañado de que esa misteriosa maravilla de la naturaleza pudiera estar triste, se acercó y le preguntó que le ocurría. Ésta le respondió que nadie quería estar con ella, que sus tentáculos producían dolor a aquellos que intentaban acercarse. Por esa razón se veía obligada a vivir sola. Al mirar a Advert Anémona se quedó prendada de sus colores; al cruzar sus miradas los dos sintieron una atracción.
Desde entonces Anémona y Advert no se han vuelto a separar. Ambos se protegen y se cuidan mutuamente. Advert le hace compañía y Anémona le protege. Los dos hacen una pareja perfecta, que se complementan el uno al otro. Con esta unión entre colores y música se creó una simbiosis muy poderosa, capaz de realizar grandes cambios en las comunidades de animales en las que Advert y Anémona vivían.
Un día, el destino hizo que Advert se encontrara con un ser de aspecto misterioso. Ese ser era Anémona, y era bellísima. Su belleza tenía un gran poder de atracción. La música que sus tentáculos producían tenía un fuerte efecto hipnótico sobre la gran mayoría de animales marinos. Las viejas hisotrias del mar contaban que Anémona era capaz de manipular las emociones y apoderarse de la voluntad de los animales marinos. Advert se dio cuenta que Anémona estaba triste. No sintió temor alguno, más bien sintió lástima por ella. Extrañado de que esa misteriosa maravilla de la naturaleza pudiera estar triste, se acercó y le preguntó que le ocurría. Ésta le respondió que nadie quería estar con ella, que sus tentáculos producían dolor a aquellos que intentaban acercarse. Por esa razón se veía obligada a vivir sola. Al mirar a Advert Anémona se quedó prendada de sus colores; al cruzar sus miradas los dos sintieron una atracción.
Desde entonces Anémona y Advert no se han vuelto a separar. Ambos se protegen y se cuidan mutuamente. Advert le hace compañía y Anémona le protege. Los dos hacen una pareja perfecta, que se complementan el uno al otro. Con esta unión entre colores y música se creó una simbiosis muy poderosa, capaz de realizar grandes cambios en las comunidades de animales en las que Advert y Anémona vivían.
Finalmente Advert volvió a ser el mismo de siempre, consiguió seguir transmitiendo sus historias y alegría a sus vecinos. Anémona jamás volvió a estar triste. Logró ser feliz gracias a Advert e hizo feliz a los demás con la música que emitían sus tentáculos. Hoy en día Advert Fish y Anémona siguen juntos; los dos hacen del fondo del mar un lugar mágico y lleno de fantasía.